martes, 5 de junio de 2012

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Poesía y Hablante Lírico
La poesía pertenece al Género Lírico porque este género se refiere al mundo de los sentimientos y emociones, es decir, a la influencia y repercusión de la realidad en el espíritu del hombre, en el mundo interior del escritor, la cual provoca en él un estado anímico o emoción única.
Al género lírico pertenecen todas las obras  escritas en verso o prosa en las que se expresan  sentimientos y emociones íntimas, individuales, personales. De acuerdo a esto, las obras líricas, entre ellas la poesía, tienen un carácter subjetivo porque muestran sentimientos y emociones personales.
Por ejemplo: Hay personas que al ver una puesta de sol en el mar se emocionan. Algunos de ellos sienten la necesidad de escribir esas emociones y sentimientos, los cuales pueden ser de alegría, tristeza, nostalgia, rabia, etc. (todos estos sentimientos son íntimos, son parte de nuestro mundo interior). Si además están escritas en forma de verso o prosa lírica significa que es una poesía y que, por consecuencia es una obra que pertenece al género lírico.
Una poesía, además de las dos características nombradas anteriormente, debe también tener cierta sonoridad especial y ritmo.
La persona que escribe un poema se llama Poeta; el poeta es el que expresa un sentimiento ante la realidad o suceso (carácter subjetivo).
Elementos de una creación lírica:
1) Objeto lírico:  Circunstancia o ser que provoca un estado anímico determinado en el poeta. 
2) Temple de ánimo:  Emoción o estado de ánimo del poeta. 
3) Motivo lírico:  Corresponde al concepto o a la idea presente en una determinada composición poética. Esta idea o concepto representa lo más importante del mensaje, siendo por lo general un sustantivo abstracto, como la tristeza, el amor, la soledad, la nostalgia, la angustia, etc. En otras palabras, se refiere al sentimiento que surge del estado anímico y de la circunstancia.
4) Hablante lírico:  es el personaje o ser ficticio creado por el poeta para trasmitir al lector su realidad, su propia forma de verla y sentirla; es decir, es el que entrega el contenido del poema, el que trasmite estas impresiones, sentimientos y emociones al lector, él se encarga de mostrar la realidad del poeta.
¿Qué son las figuras literarias?
En el lenguaje literario las palabras son un fin en sí mismas, el autor selecciona el lenguaje para enriquecer la capacidad léxica de una lengua.
Se entiende por "figura" en su acepción más amplia, cualquier tipo de recurso o manipulación del lenguaje con fines retóricos, antiguamente se aplicaba a la oratoria, pero al entrar ésta en decadencia pasó a la literatura y actualmente se aprecia con mayor énfasis en la publicidad.
Entonces, las figuras literarias (llamadas también figuras de retórica o recursos literarios) son  recursos del lenguaje literario utilizados por el poeta para dar más belleza y una mejor expresión a sus palabras; es decir, el  poeta usa estos recursos para dar mayor expresividad a sus sentimientos y emociones íntimas, a su mundo interior; aunque no hay que olvidar que también podemos encontrar dichas figuras en el lenguaje coloquial: metáforas como Estudia como un león, hipérboles como Es más pesado que una vaca en brazos, expresiones irónicas como ¡Pero qué simpático es este niño!, etc.
Otra definición dice que las figuras retóricas o recursos estilísticos de la lengua literaria consisten en una desviación del uso normal del lenguaje con el fin de conseguir un efecto estilístico: reiteración o repetición de elementos, intensificación, embellecimiento del mensaje, etc.
Son característicos de la función poética del lenguaje y propios de los textos literarios tanto en prosa como en verso, más abundantes en la poesía. Pueden aparecer también en otro tipo de textos como en el lenguaje publicitario, en ciertos textos periodísticos y en la lengua coloquial. De su estudio se ha encargado tradicionalmente la Retórica o "arte del bien decir, de embellecer la expresión de los conceptos, de dar al lenguaje escrito o hablado eficacia para deleitar, persuadir o conmover" (R.A.E.)
De modo general, podemos decir que la retórica tradicional llama figuras literarias a «cierta forma de hablar con la cual la oración se hace más agradable y persuasiva, sin respeto alguno por las reglas de la gramática». La figura es un adorno del estilo, un resultado de una voluntad de forma por parte del escritor.
El adorno puede afectar a las palabras con que se reviste el pensamiento, y se constituyen así las figuras de palabras  (o tropos) y las figuras de construcción (asíndeton, polisíndeton, pleonasmo, anáfora, epanalepsis, etc.); o bien al pensamiento mismo, dando lugar a las figuras de pensamiento (deprecación, apóstrofe, interrogación retórica, etc.).
Se habla también de figuras de dicción o fonológicas o metaplasmos: aliteración, onomatopeya, similicadencia, paranomasia, etc.
Principales figuras literarias o retóricas
A continuación exponemos las distintas figuras literarias o retóricas existentes en la literatura española, muy utilizadas por los poetas, y que es imprescindible conocer para mayor entendimiento del lenguaje poético y literario.
Símil o comparación
Figura retórica que consiste en relacionar dos términos entre sí para expresar de una manera explícita la semejanza o analogía que presentan las realidades designadas por ellos. Esa relación se establece, generalmente, por medio de partículas o nexos comparativos: “como”, “así”, “ así como”, “tal”, “igual que”, “tan”, “semejante a”, “lo mismo que”, etc.
Ejemplos:
“Murmullo que en el alma
se eleva y va creciendo,
como volcán que sordo
anuncia que va a arder”
“Y todo en la memoria se rompía,
”tal una pompa de jabón al viento.
“... la calle abierta como un ancho sueño...
Eres como el viento tibio de los arenales.
...simple como una lámpara...”
Personificación o prosopopeya
Consiste en atribuir características humanas a animales o seres inanimados, como ocurre en las fábulas, cuentos maravillosos y alegorías. En los autos sacramentales aparecen ejemplos de personificación alegórica: la culpa, la sabiduría, la gracia, etc. También se aplica el término al hecho de representar una cualidad, virtud o vicio a partir de determinados rasgos de una personalidad que se convierte en prototipo: así Don Juan es la personificación del seductor.
Tipos de prosopopeyas son la animación: atribuir a seres inanimados cualidades de los animados; la animalización; atribuir a seres humanos características de los seres irracionales; y la cosificación: atribuir a los seres vivos cualidades del mundo inanimado.
Ejemplos:
Los invisibles átomos del aire
en derredor palpitan y se inflaman;
Sólo se oirá la risa blanca de las estrellas
Persiguiendo a las sombras por todos los caminos.
... el viento de la noche gira en el cielo y canta...
... y el agua se desliza presurosa y alegre por las piedras...
...el viento me habla de ti...
Hipérbole
Figura retórica consistente en ofrecer una visión desproporcionada de una realidad, amplificándola o disminuyéndola. Es exageración.  El poeta desea dar a sus palabras una mayor intensidad o emoción.
La hipérbole se concreta en el uso de términos enfáticos y expresiones exageradas. Este procedimiento es utilizado con frecuencia en el lenguaje coloquial y en la propaganda. En esta última se produce una comunicación encomiástica desmesurada con el fin de provocar en el oyente la adhesión a su mensaje en el que todo se revela como “excepcional”, “extraordinario”, “colosal”, “fantástico”, etc.
Ejemplos:
“Tengo un sueño que me muero”
“Érase un hombre a una nariz pegado:
érase una nariz superlativa;
érase una nariz sayón y escriba;
érase un pez de espada muy barbado.”
"Tanto dolor se agrupa en mi costado /que, por doler me duele hasta el aliento.”
Si no regresas pronto a mi lado, moriré desangrado.
Metáfora
Es una identificación de un objeto con otro en virtud de una relación de semejanza que hay entre ellos, es decir, una comparación.
Desde la retórica grecolatina (Aristóteles, Quintiliano) se viene considerando la metáfora como una comparación implícita, fundada sobre el principio de la analogía entre dos realidades, diferentes en algunos aspectos y semejantes en otros.
En toda comparación hay un término real, que sirve de punto de partida, y un término evocado al que se designa generalmente como imagen.
La retórica contemporánea, a la hora de explicar los mecanismos lingüísticos que están en la base de la construcción metafórica, centra su interés, más que en el aspecto comparativo, en el hecho previo de la semejanza. En este sentido, la metáfora no es en sus orígenes una figura literaria, sino un fenómeno estrictamente lingüístico que afecta a la vía de conocimiento y designación de las cosas por relaciones de semejanza.
Ejemplos:
El cristal del agua
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar a la mar
que es el morir. . .
... la calle abierta como un ancho sueño…
... los algodones blancos del cielo / tapizan el azul.


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